Un nuevo estudio de Sustainable Fisheries Partnership (SFP), publicado en Ocean and Coastal Managementconcluye que la organización de los pescadores y procesadores artesanales de los estados costeros puede facilitar su participación en las Organizaciones Regionales de Ordenación Pesquera (OROP) y, al hacerlo, conduce a las OROP a una gestión pesquera más sostenible, basada en la ciencia y equitativa.

"La política y la gestión pesqueras afectan a los medios de subsistencia de comunidades costeras enteras", afirma Enrique Alonso, director mundial de pesca del SPP e investigador principal del estudio. "Sin embargo, los pescadores artesanales y a pequeña escala rara vez participan en la toma de decisiones. Este es especialmente el caso de la gestión de alta mar. Como resultado, las pesquerías se gestionan normalmente sin tener en cuenta los intereses de los productores artesanales y a pequeña escala, incluso cuando son los principales interesados."

La investigación analizó la formación de CALAMASUR (Comité para la Gestión Sostenible del Calamar Jumbo Volador en el Pacífico Sur) y su participación en los últimos cinco años en la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur (SPRFMO). El estudio concluyó que los sistemas de gobernanza pos esquemas de gobernanza participativa, como demuestran los esfuerzos realizados por CALAMASUR con la SPRFMO, pueden dar lugar a resultados mejor informados y más equitativos para la pesca artesanal y a pequeña escala.

CALAMASUR, una alianza formada en 2018, está integrada por destacadas cooperativas de pesca artesanal y procesadores de calamar de Chile, Perú, Ecuador y México. Surgió tras un taller facilitado por la SFP, en el que los participantes aprendieron sobre la SPRFMO y su papel crucial para garantizar la sostenibilidad de la pesquería de calamar gigante volador en alta mar y combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). 

Esta pesquería, reconocida como la mayor pesquería de invertebrados a escala mundial, opera dentro de las zonas económicas exclusivas (ZEE) de Chile, Perú y Ecuador, y se extiende a aguas internacionales a lo largo del Océano Pacífico Sur, donde la gestiona la SPRFMO.

"Cuando los pescadores y procesadores artesanales de calamar se enteraron del proceso de la OROP y de cómo participar, supieron que necesitaban tener voz y organizarse si querían unas condiciones equitativas", continuó Alonso. "Esta es la primera vez que los pescadores y procesadores artesanales se han movilizado estratégicamente y se han implicado a gran escala para lograr resultados políticos en una OROP de calamar. Esperamos que esto pueda ser un ejemplo para otras comunidades de todo el mundo." 

El estudio concluyó que CALAMASUR fue un agente fundamental a la hora de dirigir la atención hacia la pesquería de calamar y de impulsar áreas de mejora y prioridades clave para la gestión. Antes de la participación de CALAMASUR, la SPRFMO había trabajado poco sobre el calamar. 

El documento concluyó que, durante el período analizado (2018 a 2022), CALAMASUR tuvo el mayor impacto en dirigir la atención de los delegados a cuestiones relacionadas con el cumplimiento y la ciencia para la gestión, y fue fundamental para avanzar en el debate sobre cuestiones críticas como las limitaciones del esfuerzo y el aumento de los observadores a bordo. 

Una de las claves del éxito de CALAMASUR fue adoptar un enfoque proactivo en las reuniones científicas y de la Comisión de la SPRFMO, no sólo presentando declaraciones de posición, sino también desarrollando proactivamente propuestas técnicas y científicas como observador oficial.

"CALAMASUR demuestra que una organización y un liderazgo adecuados, junto con la participación efectiva de los pescadores artesanales y los procesadores, pueden contribuir positivamente a mejorar la gestión pesquera", continuó Alonso. "Las OROP necesitan permitir la participación de la pesca artesanal y a pequeña escala si quieren cumplir sus mandatos y producir una buena política y gestión." 

El documento concluye que CALAMASUR fue decisivo para desencadenar propuestas de delegaciones nacionales progresistas, como la Unión Europea y Ecuador, y para recabar el apoyo a las mejoras pesqueras de otras delegaciones, como Perú y China, cuyo compromiso ha sido más lento. 

Como resultado, en 2020 se aprobó la primera medida regional de conservación y gestión (MMC) para el calamar gigante volador. Más recientemente, en 2023, se promulgó una segunda MMC que establece límites al esfuerzo pesquero y mejora los controles sobre los transbordos en las flotas de calamar de altura. Se trata de un hito histórico en la gestión del calamar en alta mar.

La naturaleza no regulada de la mayoría de las pesquerías de calamar en aguas internacionales plantea riesgos sustanciales para los pescadores artesanales, debido a la naturaleza transfronteriza de la población y a las fluctuaciones medioambientales a gran escala, como ocurre en el Pacífico Sur. Los pescadores artesanales costeros luchan por competir con las flotas de aguas lejanas, que a menudo operan con subvenciones estatales. Además, los pescadores artesanales, como los de Perú, que son los mayores productores de calamar volador jumbo, se enfrentan a la marginación institucional, lo que amplía aún más la brecha de desigualdad entre los pescadores artesanales y a pequeña escala y los productores industriales que operan en alta mar.

Según Alonso, "las comunidades pesqueras locales se ven muy afectadas por las acciones o la inacción de los organismos internacionales de gestión. La gran dependencia del recurso del calamar gigante volador dentro de las ZEE expone a estas comunidades a riesgos significativos."

Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación David y Lucile Packard, la Fundación de la Familia Walton y Oceans 5, un proyecto patrocinado por Rockefeller Philanthropy Advisors.

Lea el estudio

Antecedentes sobre CALAMASUR y el calamar volador jumbo