La Comisión de Pesca del Pacífico Occidental y Central (WCPFC) celebró su14ª reunión en Manila, Filipinas, del 2 al 7 de diciembre, y me gustaría poder decir que estoy satisfecho con los resultados. Lejos de ello, a pesar de los considerables esfuerzos de la presidencia y la secretaría de la comisión, la falta de liderazgo combinada con acciones basadas en un excesivo interés nacionalista hizo que no se lograra ningún avance. En todo caso, la reunión de la comisión supuso un paso atrás en la gestión de la pesca sostenible del atún tropical.

Una de las cosas que esperaba ver en la reunión era un movimiento claro hacia la adopción de estrategias de captura, pero no hemos visto ningún avance en este sentido. China se opuso firmemente a las propuestas de un punto de referencia objetivo (TRP) y de una regla de control de capturas para el atún blanco del Pacífico Sur, a pesar del apoyo generalizado de los miembros. Esta falta de consenso se tradujo en la ausencia de nuevas medidas. Esto es significativo porque estos elementos de la estrategia de captura son urgentemente necesarios para continuar con la certificación MSC de varias pesquerías de atún blanco del Pacífico Sur.

Las acciones de unos pocos delegados de países pesqueros de aguas lejanas llevaron a la comisión a rechazar otra medida orientada a reducir las capturas accesorias de especies de albatros y petreles, a pesar de que se presentó como una técnica opcional para añadir a las medidas existentes.

Los resultados positivos fueron escasos, e incluso aquellos no estuvieron exentos de dificultades innecesarias. La Comisión adoptó finalmente la Medida Puente para los Atunes Tropicales, una medida de conservación y gestión destinada a cubrir el vacío en la gestión antes de la aplicación de estrategias de captura para los atunes tropicales. Aunque se aprobó, fueron necesarias largas negociaciones que duraron hasta pasada la medianoche del último día de la reunión, a pesar de que se habían celebrado dos reuniones entre sesiones y se habían celebrado debates adicionales durante los 17 meses anteriores. Peor aún, al final varios países, entre ellos Estados Unidos, lo suavizaron reduciendo las vedas de los DCP de alta mar, aumentando los límites de captura del patudo con palangre y presionando para que se adoptara un plan incompatible con el asesoramiento científico actual.

La comisión adoptó una medida de conservación y gestión por el Estado rector del puerto, junto con una segunda medida sobre contaminación marina. Sin embargo, ambas eran de carácter mínimo: la medida sobre contaminación no incluye ni los residuos de artes de pesca ni el petróleo como posibles contaminantes.

Solo otra nota positiva: el patudo tendrá una evaluación de la población actualizada en 2018. La evaluación actualizada incluirá información adicional sobre el crecimiento del patudo, además de capturas recientes, lo que debería reducir la incertidumbre actual en los resultados de la evaluación de la población.

Al final, la reunión de la WCPFC no produjo ninguna victoria para la pesca sostenible del atún, sólo intereses nacionales a expensas de las poblaciones, la comunidad del Pacífico en general y otras partes interesadas. Lo único que demostró esta reunión fue una clara falta de liderazgo por parte de los miembros, necesario para gestionar adecuadamente las pesquerías de las que la comisión es responsable. Nunca había tenido tan claro que no podemos confiar en organismos reguladores como las OROP para hacer el trabajo pesado en lo que respecta a la pesca sostenible. Por el contrario, debemos seguir dirigiéndonos a la cadena de suministro para que exija en voz alta y clara que las pesquerías de atún en las que tienen un interés comercial significativo se gestionen de forma responsable, o para que se les retire el acceso al mercado.