A la Asociación para la Pesca Sostenible (SFP, por sus siglas en inglés) le preocupa que un estudio reciente sobre la reconstrucción de las capturas de la pesca marina en Nueva Zelanda pueda estar pintando un panorama engañoso sobre las poblaciones de marisco en la región. El estudio, elaborado por el Instituto para los Océanos y la Pesca de la Universidad de Columbia Británica, recopila datos registrados entre 1950 y 2010. Entre las conclusiones del estudio figura la afirmación de que el total de capturas durante el periodo de 61 años del estudio es 2,7 veces superior a las cantidades notificadas a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La SFP considera que el hecho de que el estudio se base en datos históricos sesga su conclusión hacia la afirmación de que los problemas actuales de descartes y residuos son peores de lo que realmente son.

Geoff Tingley, Director Técnico de Pesca de la SFP, comentó el estudio:

"Los métodos del documento son cuestionables, pero independientemente de los métodos, el documento es muy engañoso al agregar datos históricos y dar a entender que el rendimiento actual es igual de malo. El propio documento demuestra que desde mediados de los años noventa las capturas se notifican de forma más adecuada. Los descartes siguen existiendo, pero como muestra la figura 2 de su informe, incluso según sus propios cálculos, la tasa actual de descartes sólo es aproximadamente un 20-25% superior a las cifras de capturas declaradas en todas las pesquerías de Nueva Zelanda, y no 2,7 veces superior como se da a entender en el informe".

En concreto, el estudio menciona la merluza de cola, junto con otras cuatro especies, como constituyentes de más de la mitad de los desembarques totales de marisco durante el periodo examinado. El estudio afirma que estas especies fueron "algunas de las más declaradas erróneamente y descartadas durante el periodo considerado". Además, el estudio afirma que los desembarcos declarados de hoki contenían "grandes discrepancias" a lo largo de los años. Sin embargo, estas afirmaciones se contradicen con otro informe de dos de los autores del estudio. El informe de 2009, "Unreported bycatch in the New Zealand West Coast South Island hoki fishery" (Capturas accesorias no declaradas en la pesquería de merluza de cola de la costa oeste de Nueva Zelanda), incluye a Graeme Bremner y Philip Clarke entre sus autores. Ambos figuran también como autores del estudio de 2016.

El informe de 2009 llega a una conclusión diferente, señalando: "...en el contexto de la pesquería de merluza de cola de la costa occidental no se justifican cambios importantes. La pesquería de merluza de cola de la WCSI se dirige a las agrupaciones de reproductores, y sólo alrededor del 18% de las capturas en peso son accesorias. La limitación de los desembarques de merluza de cola permite controlar en cierta medida las capturas de las distintas especies accesorias. No hay muchas capturas accesorias que se puedan declarar erróneamente. Sin embargo, si la notificación de capturas accesorias está igualmente sesgada en otras pesquerías con más capturas accesorias, no se puede ignorar el problema con seguridad."

En otras palabras, los descartes hace una década eran menos problemáticos de lo que sugiere el informe de 2016. Los mejores datos disponibles en la actualidad indican una tasa de descartes de alrededor del 7% en las pesquerías de alta mar. Los descartes se controlan, los impactos sobre las poblaciones son menores y se tienen en cuenta en las decisiones formales de gestión pesquera. La SFP cree que la eficacia del seguimiento, la recopilación de datos, la ciencia y la gestión son en parte responsables de la salud de las principales pesquerías de merluza de cola de alta mar en la actualidad. Además, las evaluaciones más recientes de las dos poblaciones de merluza de cola, finalizadas este mismo mes, muestran que ambas se encuentran por encima de su objetivo de gestión y en un estado muy saludable.

El SPP también anima a la industria y a los reguladores neozelandeses a continuar con los esfuerzos existentes para mejorar la selectividad, mejorar la supervivencia de las capturas no intencionadas y exigir su devolución en vivo. Recomendamos el seguimiento mediante métodos como el marcado para medir la supervivencia. También instamos a la industria marisquera neozelandesa a que pase a prohibir los descartes restantes a medida que se identifiquen usos comerciales para el pescado y se desarrollen instalaciones de manipulación.